Otra excelente opción para disfrutar de un descanso y unos manjares de altura es el Dunkery Beacon Country House Hotel, a 10 minutos en coche de Dunster, en el pueblo de Wootton Courtenay. Aquí, John y Jane Bradley regentan una de las joyas de esta región.
John, chef y propietario, acumula premios gastronómicos locales año tras otro. Entre sus platos, sabrosos y delicadamente presentados en una moderna sala, destacan el filete de Somerset o el crumble de arándanos y manzana. El pan se elabora con harina del molino de Dunster.
John procura comprar siempre productos de kilómetro cero, como la ternera Red Ruby de sus filetes. Y algunos productos son directamente propios: John tiene un huerto en su jardín, en el que brillan con luz propia las deliciosas fresas de la variedad Apple, que no faltan en los almuerzos de la casa (ni en la mermelada de fresa y vainilla elaborada por John).
De su jardín obtiene también hierbas como el orégano y la melisa, así como el calabacín y la col negra, presentes en los platos mediterráneos de John, inspirados en la gastronomía de Italia, España y el norte de África.
“Es importante que su calidad se note en mi presentación”, asegura. “Comemos con los ojos antes de probar el plato y así nuestros huéspedes saben que nuestros fantásticos productos locales son fruto del mimo y el esfuerzo de nuestros productores y agricultores, y que siempre se tratan con respeto.”
“El invierno puede ser duro en Exmoor”, añade. “Y en días así es mejor cerrarse a cal y canto, encender el fuego y recogerse en el sofá en compañía de una copa de vino y un buen libro.” Y el hotel es el lugar perfecto para este plan.