Los ingleses son grandes amantes de los jardines, por lo que no es extraño que la costa inglesa esté llena de preciosos jardines, desde espacios pequeños y prácticamente «secretos» hasta enormes extensiones con un diseño cuidado al milímetro alrededor de casas señoriales. En cualquier punto de la costa, encontrarás un sitio tranquilo donde relajarte.
Cruza un solitario camino accesible solo con la marea baja en el noreste de Inglaterra, pasa por delante de una antigua iglesia y un castillo a pie o a lomos de tu bici y encontrarás un pequeño jardín amurallado que te regalará una sorprendente explosión de color en las orillas de Holy Island, una isla azotada por el viento en Northumberland.
Este oasis verde es el jardín de Gertrude Jekyll, creada por la artista del mismo nombre.
Jekyll eligió para este jardín plantas anuales resistentes, especies perennes y hortalizas heredadas del huerto que antes ocupaba este terreno y que procuraba comida a los soldados apostados en el castillo de Lindisfarne.
“Un jardín es un gran maestro —aseguró Jekyll en una ocasión—. Te enseña a tener paciencia y a observar con atención; te enseña diligencia y buen tino; pero sobre todo te enseña a tener confianza”.
En un país que ofrece a los visitantes una enorme selección de espectaculares jardines en zonas costeras, dice mucho que el jardín amurallado de Jekyll se llevara en 2019 la distinción al mejor jardín concedido por la revista Countryfile de la BBC.
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En el otro extremo del país, en el sur de Devon, puedes visitar Overbeck’s House, una mansión de estilo eduardiano que había sido la residencia de Otto Overbeck, químico y excéntrico inventor.
Los jardines de esta propiedad pueden presumir de ofrecer unas vistas espectaculares, que encontramos en muy pocos sitios del litoral inglés.
Situado al borde de un acantilado resguardado del viento, el jardín domina el estuario de Kingsbridge, en la región de South Hams. Los bancales están llenos de palmeras, magnolias, olivos, plataneros japoneses, especias mediterráneas y arbustos subtropicales, así como una glorieta y estatuas colocadas discretamente que aparecen como por arte de magia mientras paseas por este frondoso espacio.
Si estás en Londres y quieres hacer una escapada de un día para visitar un jardín en la costa, te recomendamos los Beth ChattoGardens de Elmstead Market, cerca de Mersea Island y de Colchester, en Essex. Los jardines son un proyecto personal de la experta en jardinería, escritora y conferenciante Beth Chatto, ganadora de 10 medallas de oro en el Chelsea Flower Show.
Al igual que Gertrude Jekyll, Chatto empezó en una zona abandonada repleta de zarzas, gravilla y zanjas pantanosas y la transformó usando plantas que se han adaptado a vivir en diferentes condiciones. El jardín de gravilla, por ejemplo, ocupa el espacio de un antiguo aparcamiento y ahora permite contemplar una espectacular selección de plantas adaptadas a la sequía (el jardín no se riega nunca), como agapantos y aliums.
Pero no es necesario salir de las zonas urbanas para contemplar preciosos jardines junto al mar. En Eastbourne, puedes descubrir dos auténticas joyas. En el extremo oeste del paseo se esconden los Helen Gardens y los Italian Gardens, con espectaculares vistas al Canal.
Los Helen Gardens se encuentran en lo alto de un acantilado frente al mar, mientras que los Italian Gardens están más abajo, en Holywell. Estos recónditos y singulares jardines se encuentran en un anfiteatro de madera excavado en el acantilado, a pocos metros de la playa de Holywell. El hueco en la cara de caliza se explica porque antes había una cantera de donde hoy hay los jardines. Los Italian Gardens son también el escenario perfecto para disfrutar del teatro al aire libre en verano.
Por Mark Rowe
La costa inglesa tiene un aire dramático por su paisaje virgen, su litoral imponente, sus playas solitarias y sus pueblos y muelles a salvo de las construcciones modernas.
Al recorrer la costa inglesa, con frecuencia verás que cerca del litoral hay pequeñas islas o ferris que surcan las aguas yendo de un punto A a un punto B. Si embarcas en uno de los ferris costeros no solo podrás explorar territorios desconocidos, sino que además gozarás de una perspectiva única de las ciudades y cabos que has estado visitando hasta entonces.
Aléjate de la arena y pon rumbo a nuevos horizontes sobre una tabla de paddle surf: explora playas y calas inaccesibles a pie... ¡Pero apúntate primero a una clase!
