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Para inspirarse en las vacaciones, las mejores cosas que ver en la costa y una visión de la vida en la costa de Inglaterra, haga clic en las historias y blogs locales a continuación.
Los faros son como signos de exclamación admirada ante el panorama marino que se despliega frente a ellos. Por definición, visitar un faro implica contemplar vistas asombrosas de la unión entre la tierra y el mar. Además, muchos faros están abiertos y los visitantes pueden subir hasta lo alto e incluso alojarse en su interior o en los alrededores.
Si te gustan el arte y las galerías, la costa inglesa tiene tanto que ofrecer como los museos más prestigiosos de Londres y otras ciudades del interior.
Los ingleses son grandes amantes de los jardines, por lo que no es extraño que la costa inglesa esté llena de preciosos jardines, desde espacios pequeños y prácticamente «secretos» hasta enormes extensiones con un diseño cuidado al milímetro alrededor de casas señoriales. En cualquier punto de la costa, encontrarás un sitio tranquilo donde relajarte.
La costa inglesa tiene un aire dramático por su paisaje virgen, su litoral imponente, sus playas solitarias y sus pueblos y muelles a salvo de las construcciones modernas.
En 2016 abrió sus puertas un nuevo museo en la pequeña localidad de Kimmeridge, en la Costa Jurásica de Dorset, que se convirtió al instante en un referente mundial de primer orden.
Northumberland’s coast is so much more than sea and sand. Look beyond the rugged dunes and you’ll find one of the UK’s most intriguing coastlines, shaped by a fascinating, turbulent past.
Al recorrer la costa inglesa, con frecuencia verás que cerca del litoral hay pequeñas islas o ferris que surcan las aguas yendo de un punto A a un punto B. Si embarcas en uno de los ferris costeros no solo podrás explorar territorios desconocidos, sino que además gozarás de una perspectiva única de las ciudades y cabos que has estado visitando hasta entonces.
Este matrimonio de apasionados del café, que al principio vivía justo encima de su local en Lindisfarne, ahora se desplaza a diario a esta bucólica isla, con unos biorritmos profundamente marcados por las mareas. Y no cambiarían esta vida por nada en el mundo.